Récital 12 de Bovet: maestría grabada en piedra

Las piedras evocan la persistencia en el tiempo que Bovet celebra con dos carátulas en malaquita y ojo de tigre para su reloj más deportivo: naturaleza esculpida con maestría artesanal.

Las creaciones de Bovet, la firma que Edouard Bovet fundara hace poco más de dos siglos, son fruto de una tradición y artesanía relojera sin condiciones. Quizá por lo mismo su producción es limitada y sus piezas han sido siempre muy cotizadas. Sus relojes, naturalmente muy bien hechos, siempre han dado una sensación de lujo, de llevar una pieza de arte en la muñeca.

Durante años coleccionistas y amantes de la relojería esperaron pacientemente a que Bovet creara un reloj que pudieran utilizar todos los días, sobre todo aquellos entusiastas de los relojes deportivos. Para dar gusto a sus seguidores la firma de Fleurier desarrolló durante más de dos años una pieza que lanzaría finalmente en 2024 con el nombre de Récital 12. Este sería el primer reloj con brazalete metálico de la Manufactura, creado pensando en la comodidad de sus usuarios, con un diseño impecable y la absoluta atención al detalle a la que ya nos tiene acostumbrados.

Elocuencia silenciosa

Dado el éxito de este lanzamiento, que se acopló perfectamente a las exigencias de la ajetreada vida de sus poseedores, la Maison presenta dos nuevas versiones en las que incorpora un elemento único, nunca antes usado en sus más de 200 años de existencia: las piedras semipreciosas. Este componente bien pudiera ser un guiño a la permanencia en el tiempo, a la forma que tiene la naturaleza de manifestarse en su forma más sencilla pero no por eso menos enigmática. Las piedras son silenciosas, como si resguardaran un secreto que se revela cuando conseguimos admirarlas integrándolas a nuestro entorno.

Una caja de 40 mm fabricada en titanio grado 5, pulido a la perfección, alberga una carátula que despliega orgullosamente su complejo mecanismo: un movimiento calibre 13BMDR12C2 de fabricación propia que otorga una reserva de marcha de 168 horas, ¡casi siete días! Una subesfera descentrada, ubicada entre las 2 y las 4 hrs, muestra horas minutos y segundos sobre un hipnotizarte lienzo de piedra que representa la forma física del paso del tiempo de forma sencilla pero contundente.

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Naturaleza única

Para estas carátulas Bovet eligió dos minerales extraordinarios, la malaquita y el ojo de tigre. El primero destella con un verde intenso que parece evocar las montañas del Jura suizo, una constante fuente de inspiración para la Maison, que asumió el reto de crear una carátula de este material que no es fácil de trabajar, pues debe cortarse en finísimas láminas, reforzarse y pulirse hasta desplegar, no solo su magnífico verdor, también sus patrones naturalmente circulares que añaden a cada pieza una característica natural irrepetible.

El ojo de tigre, por su parte, es igualmente evocador, con una calidez y brillo que se revelan a través del efecto “ojo de gato” que se aprecia al inclinar el reloj y observarlo desde distintos ángulos. Esta cualidad, conocida como chatoyancia, es única en cada pieza pues es producto de un lentísimo proceso geológico, imposible de replicar por la mano humana. Este mineral, que proviene de la familia del cuarzo, muestra distintos tonos que van desde el marrón profundo hasta el dorado más brillante.

Artesanía funcional

Para el brazalete, Bovet integra con maestría diseño y funcionalidad. Primero, alternando superficies cepilladas y pulidas, además de la integración de la “V”, insignia de la Manufactura, que al unirse en ambos extremos forma el símbolo del infinito. Segundo, incorpora un cierre desplegable que permite un ajuste de hasta 3 mm, lo que garantiza absoluta comodidad durante todo el día. Ambas versiones están disponibles en ediciones limitadas a solo 60 piezas que además son herméticas hasta 30 metros.

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